Muchos grandes pedagogos y maestros han quedado olvidados, apartados de la memoria de los pueblos en los que nacieron, crecieron y ejercieron su magisterio.
Esta es la prueba más palpable de lo poderosa (peligrosa, que dirían algunos) que es la educación.
La educación es una labor eminentemente ideológica. Y con ella mostramos al mundo qué modelo de persona y de estado queremos.
Democratizaron las aulas eliminando las tarimas, se opusieron a los castigos, promovieron las asociaciones de padres y madres, sustituyeron los manuales por apuntes e introdujeron el comentario de texto sobre lecturas relacionadas con la realidad social. Josefa Úriz, Pepita, que dirigió la escuela normal de Magisterio de Lleida, creó la primera cátedra de estudio del catalán, abrió una residencia laica para que las jóvenes no se tuvieran que alojar en conventos y modernizó la biblioteca de la escuela, con una sala de lectura y gestión de préstamo de libros, antes inexistente.
Vía La transición borró los nombres de las mayores defensoras de la educación pública – Público.es.