Abrir el periódico como última actividad antes de un plácido, reparador y, espero, merecido sueño, es una mala idea. Muy mala. Últimamente los periódicos son peor que un bocadillo de alcaparras con torreznos. Una bomba, oiga. Hoy me encuentro, para regocijo de la caja de antiácidos que guardo en la mesilla, esta joya del conocimiento pedagógico humano: «Los padres piden…