Hace poco más de una semana nos encontrábamos en los medios de comunicación con una sorprendente y esperanzadora noticia. La fuente original parece ser EuropaPress:
Nace Signslator, un traductor online de español a lengua de signos
Pero su difusión fue amplia en diferentes medios, por ejemplo:
Llega Signslator, el traductor online de castellano a lengua de signos – El Correo
Llega Signslator, el traductor online de español a lengua de signos
Siempre es una sorpresa cuando un equipo que no conoces hace una innovación fantástica y tan necesaria, Y DIFÍCIL, como esta. Por eso inmediatamente me puse manos a la obra para descubrir la maravilla.
Y aquí empezó mi cabreo.
Signslator es tanto una web como una app gratuita para Android (no la he encontrado para iOS). Técnicamente permite traducir textos de hasta 140 caracteres, cuenta con 12000 palabras e incorpora la gramática propia de la LSE para que las frases se traduzcan mejor.
Nada más instalar la app lo primero que le pido es que me traduzca la frase: «Me llamo Fátima». Para mi sorpresa traduce Me-LLamar (pero de llamar a alguien, como en la frase «llama a Luis») y de Fátima pasa directamente. Pruebo una segunda frase: «¿Qué tal?». Nada. No traduce nada.
Entonces pienso lo obvio, que ya estoy haciendo el español y «fedellando» (no logro entender como pueden sobrevivir los nacidos más allá de los Ancares sin este término tan gallego) sin leer el manual o cualquier suerte de How-to.
Así que me pongo a buscar. Su web no ofrece más que la misma pantalla que la app, así que brujuleo internet y me encuentro con un «video promocional».
SIGNSLATOR el primer traductor de lengua de signos española from HIJURY on Vimeo.
…y me enciendo.
«Quinientos millones de personas comparten la segunda lengua más hablada del mundo, el español. Pero aún existe una gran barrera de comunicación, millones de ellas son sordas y se comunican a través de la lengua de signos. Presentamos Signslator, el primer traductor de lengua de signos española.»
Con semejante texto se da a entender que todas las personas signantes de paises que hablan español utilizan la LSE o Lengua de Signos Española. Lo cual no es cierto. Ni de lejos. Cada país tiene su propia lengua de signos, y algunas regiones tienen su lengua particular, por no hablar de variedades dialectales. La LSE no es Española por ser un reflejo del español, sino por ser de España.
Mal. Muy mal.
Busco datos de quien ha hecho la app y veo que la ha elaborado ¡¡¡¡una agencia de publicidad!!! WTF. ¡Tengo que operarme el menisco, que lo haga un dibujante! 0.o Lo ha hecho en colaboración con una asociación llamada ANICOLS (Asociación para la Normalización del Lenguaje de Signos), que no tiene web ni referencias en la web. En uno de los vídeos promocionales de Signslator aparece la presidenta, que es, pese a que no lo parezca, por las gafas, la intérprete que aparece en los vídeos de Signslator.
Me veo el vídeo con calma y observo como signa una frase compleja muy esperanzadora.
«Una herramienta de comunicación para los que somos oyentes, y para los que no. Que enseña lengua de signos española»
Pruebo a meterla la misma frase en la web. Lo que sale no tiene nada que ver con el vídeo. Como podéis ver en la imagen salen palabras sueltas cuyo orden está alterado para asemejarse a la gramática de LSE, pero que ni por asomo se acerca, y cuyo resultado es casi casi el sentido contrario al de la frase original. Con el plus de que signa «signo» como «seña personal», el apodo que todos tenemos por nombre en LSE para evitar signar nuestro nombre en dactilológico.
Captura de pantalla realizada el 08/06/2014 de la web corriendo en Chrome.
En el vídeo promocional también signa app (de aplicación) como A-P-P en alfabeto dactilológico. Entonces recordé que no era capaz de signar en dactilológico mi nombre. De nuevo me fui a la app y le metí «app». El resultado, nuevamente, fue NADA.
Probé con otras frases como «¿Cuánto cuesta esta televisión?», cuyo resultado, sin ser para tirar cohetes, era razonable, pero cuando la cambié por «Me gustan los coches» sólo fue capaz de signar «me». No tiene el verbo «gustar» ni la palabra «coche», que tampoco me parecen raras como para no estar entre las supuestas 12000 que incluye.
También comprobé que sustituye todas las formas verbales por el infinitivo (que está bien) pero no signa el sujeto correspondiente. Es decir, en «Quiero» signa querer, en «Quieres» signa querer también, y en «quisimos» idem. Sin marcas ni de persona ni de tiempo.
Como poco es una mala praxis publicitaria pensada para dar visibilidad, supongo, a una agencia de publicidad y a una Asociación (es la explicación más buena y razonable que se me ocurre). No cumple, para nada, su función. No parece tener siquiera una mínima pensada acerca del vocabulario a incluir (desde luego no 12000 signos diferentes). No es para nada confiable, y no incluye elementos básicos como el dactilológico.
Como detalle positivo (soy muy profe para algunas cosas), el diseño de la app y de la web me gusta. Es sencillo e intuitivo, limpio y agradable. Pena que el contenido no esté, ni de lejos, a la altura.
NOTA: No soy una experta en LSE. La conozco, la utilizo y me muevo en entornos signantes, pero he pedido opinión a conocidos y amigos, sordos y oyentes, intérpretes y profesores de personas sordas.
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