¿Os imagináis una verdadera educación de calidad sin una biblioteca escolar? Tendrá más o menos volúmenes, estará más o menos horas abierta, tendrá un espacio propio o será un rincón en el aula, pero seguro que nadie concibe hoy un centro educativo sin su existencia. La biblioteca escolar es mucho más que el espacio que la alberga o los volúmenes que contiene, la catalogación y ordenación que la organiza o el mobiliario que le da soporte. La biblioteca escolar es un estado mental docente. Pero no siempre fue así.
Mary A. Kingsbury nació en Glastonbury en 1865. Fue la primera hija de la segunda esposa del médico local. Cursó los estudios básicos y se preparó en la academia local para acudir a la secundaria superior, pero su padré no consideró necesario que una mujer siguiese estudios superiores por lo que Mary se dedicó a la docencia en la misma academia en la que se había preparado con anterioridad.
En 1891 su hermana pequeña y ella organizaron una reunión del club cultural de la academia en la que se decidió la importancia de montar una biblioteca, tarea que ambas asumieron.
Mary siguió su tarea docente hasta 1894, momento en el que decide que, además de enseñar Latín y Griego (materias que ya dominaba), quiere ser profesora de alemán. Para ello toma 10 clases particulares y se va un año a estudiar a Alemania con el mismo tutor con el que años antes había estudiado Mark Twain.
A su vuelta, en 1895, empieza a dar clase de Inglés y Alemán en un prestigioso instituto para señoritas en Nueva York, puesto que mantiene hasta 1898. Ese mismo año decide dejar la enseñanza y matricularse en el Pratt Institute Library School, una escuela de biblioteconomía y documentación, para entregarse a una de sus grandes pasiones. Completaría sus estudios un año más tarde, siendo calificada por la directora de la institución como la «más brillante alumna de la clase más brillante que hayamos tenido».
Pocos meses después el director del Erasmus Hall High School decide montar una biblioteca en el centro, y decide contar para ello con un bibliotecario titulado. La escuela Pratt recomendó a Mary, que pasó los exámenes convirtiéndose así, en Junio de 1900, en la primera bibliotecaria escolar profesional. Su labor fue decisiva, causando una verdadera revolución en el centro escolar y convenciendo a los responsables educativos de la importancia de crear bibliotecas escolares y dotarlas de personal entrenado en su gestión.
Sin duda su formación y experiencia previa como docente tuvo mucho que ver en su rotundo éxito. Cuando Mary se hizo cargo de la biblioteca del enorme instituto, esta tenía 650 volúmenes, cuando se jubiló, 30 años más tarde, 8000.
Detrás de cada gran científico, de cada gran investigador, de cada amante de la ciencia… hay, seguro, muchas horas de biblioteca escolar.
La biblioteca que creó junto a su hermana en Glastonbury ha sido bautizada en su honor. Mary A. Kingsbury ni siquiera tiene entrada en la Wikipedia.
Para trabajar en el aula:
- ¿Es importante la biblioteca escolar? ¿Por qué?
- ¿Qué nos gustaría que tuviera o que organizara nuestra biblioteca escolar?
- ¿Te imaginas un centro sin biblioteca escolar?
- ¿Crees que los ordenadores e internet van a sustituir a las bibliotecas algún día? ¿Por qué?
Para saber más:
Ficha de la biblioteca Mary A. Kingsbury en el GHS
Otros recursos gráficos:
Posters a tamaño absurdo:
Imagen en B/N: