El escándalo del día viene de la mano de la editorial ANAYA y uno de sus libros de texto. En sus páginas se muestra una biografía edulcorada y adulterada de, entre otros, Federico García Lorca. Este poeta «murió cerca de su pueblo durante la guerra de España», lo cual, sin faltar a la verdad, no deja de barrer bajo la alfombra las desafortunadas circunstancias de brutal deceso. Parece que se murió por casualidad, el muy rojo, para dejar manchada la historia, eligiendo el peor momento.
Lamentablemente mañana un escándalo nuevo hará olvidar que Lorca «murió» en lugar de ser fusilado/represaliado/ajusticiado/tiroteado/ejecutado (elijan el sinónimo que prefieran, ANAYA tenía, como ven, variedad para usar). Mañana, digo, el foco brillará sobre otra noticia. Nuestra Ejpaña de pandereta las pare a patadas. Somos tierra fértil. Y nos olvidaremos de lo realmente dramático de esta noticia, a saber, la calidad paupérrima de los libros de texto que el gobierno autoriza y hasta subvenciona, los padres pagamos como impuesto revolucionario escolar, y los tiernos infantes utilizan.
Mi hija, para mi desgracia, usa libros de ANAYA. No creo que otras editoriales sean significativamente mejores. Creo que la ausencia de libros de texto sería radicalmente mejor. Los profesores harían su trabajo, o al menos lo intentarían. Y seguro que con mejores resultados que en la actualidad.
El 28/09/13, ante la enésima cafrada avistada en los libros de mi hija, me decidí a contactar con ANAYA para llamar su atención sobre una cuestión sangrante: el sempiterno mapa de la lengua (incluido en todos sus libros curso tras curso y que, por tanto mi hija tuvo que estudiar y reproducir en un examen). Aquí tienen el correo electrónico que les hice llegar. Sigo esperando una respuesta.
Estimados señores:
Les escribo a propósito de su material de Coñecemento do Medio «Unha a Unha» para la Comunidad Autónoma de Galicia, primer ciclo de primaria, que mi hija utiliza en su centro educativo.
En el libro correspondiente al primer trimestre del segundo curso se incluye el mapa de la lengua e información que pueden comprobar en la fotografía adjunta. Al estar incluido en el libro de texto mi hija ha tenido que estudiarlo y, supongo, examinarse de ello.
Me escandaliza comprobar que una editorial seria como la que es Anaya, incluya en sus libros de texto información no veraz, anticuada, pseudocientífica y que ha sido demostrada como falsa.
El mapa de la lengua que incluyen no es cierto. Es un mito. Las papilas gustativas se hallan repartidas por toda la lengua y pueden detectar todos los sabores básicos con la misma eficacia.
El mapa de la lengua que ha cristalizado en la cultura popular fue concebido por Edwin Boring, un influyente psicólogo de Harvard. El problema fue que se basó en una investigación alemana de 1901 mal traducida. La investigación original es que la lengua humana tiene áreas de sensibilidad relativa ante los distintos sabores.
Sin embargo esa errónea interpretación fue desmentida tajantemente en 1974. La revisión corrió a cargo de la doctora estadounidense Virgina Collings. Si bien admitió que la sensibilidad a los cuatro sabores variaba en función de la zona de la lengua, esa variación NO ES SIGNIFICATIVA.
Además es muy fácil desmentir el mapa de la lengua: la punta de la lengua, supuestamente, solo sirve para detectar el sabor dulce. Sin embargo les animo a que pongan un poco de sal o vinagre y vean qué ocurre.Una simple búsqueda en internet les mostrará que así es. Hablamos de un conocimiento científico que se sabe y domina desde 1974. Yo también soy profesora y tengo buen cuidado de cuestionar y enseñar a mis alumnos a cuestionar todo lo que aparece en un libro de texto. Lamentablemente no todos mis colegas proceden igual. Por eso me parece una falta de responsabilidad que se editen libros de texto que no pasan una mínima revisión científica seria, o en el libro de mi hija nunca habría visto la luz semejante imagen. Además de un fraude en toda regla, puesto que se trata de un libro subvencionado por la Xunta de Galicia, a pesar de lo cual tiene un elevado precio y cambia cada cuatro años para estar al día de las actualizaciones científicas.
Lamento mostrarles que van con 39 años de retraso en su actualización.
Espero que en la próxima edición tomen buena nota y esta información desaparezca. Sería deseable también que hiciesen llegar a los centros que utilizan sus materiales, un comunicado explicando el error, de manera que el profesorado pueda enmendar la situación.
Atentamente,
1 comment for “ANAYA, más regla que excepción”